Dependiendo de la edad que tengas puedes pensar una cosa u otra sobre las nuevas tecnologías. Yo lo tengo en mi familia. Para mis padres, que ya tienen por encima de los 80 años, es algo que ha venido al mundo para complicar aún más las cosas. Mi madre no tiene teléfono móvil, ni lo que quiere tener. Mi padre lo tiene pero solo lo usa para lo básico. Es más, como anécdota os cuento que se presentó en una tienda de telefonía con estas palabras “quiero un teléfono solo para llamar, no quiero nada de Internet ni leches”. Así de rotundo.
Luego está la generación de sus hijos, los que estamos entre 40 y 50 años que pensamos que las nuevas tecnologías tienen sus pros y sus contras. Por ejemplo, no nos gusta para algunas cosas como grabar vídeos y subir a las redes sociales, pero nos encantan si es para hacer una quedada con antiguos alumnos de la universidad o del instituto y los tienes que buscar a través de las redes sociales. En ese caso sí que molan. Es una especie de relación amor odio.
Y luego están nuestros hijos, nietos de nuestros padres, que para ellos las nuevas tecnologías es la panacea. Entre otras cosas porque no han conocido otra cosa. No se imaginan una vida sin WhatsApp, no saben qué era antes el mundo sin Instagram o Twitter. La verdad es que es algo triste, pero es la vida que nos ha tocado vivir. Pues bien, estos tres ejemplos que os he puesto se pueden extrapolar a las empresas.
Tres tipos de empresas
En la actualidad es así. Hay empresas de toda la vida que no quieren hablar de las nuevas tecnologías. Ellos son felices haciendo las cuentas a mano y sin tener presencia en redes sociales. Luego están otras que quieren estar presentes en las dos. Y las empresas más jóvenes que son verdadera obsesión lo que sienten por el marketing digital, por monitorizar todo y todo lo que supone tener presencia en la red.
Pues bien, mi opinión es que, como todo en la vida, en la variedad está el gusto y que el equilibrio tiene que ser pleno. Ahora bien, está claro que las nuevas tecnologías pueden echarnos una mano muy grande en asuntos empresariales. Os cuento algunas formas de poder hacerlo.
Las nuevas tecnologías pueden beneficiar a una empresa de varias formas. Una de ellas es la automatización de tarea. Por ejemplo, las herramientas tecnológicas pueden ayudar a automatizar procesos manuales, lo que aumenta la eficiencia y reduce los errores humanos. Por ejemplo, un software de gestión de inventario puede ayudar a una empresa a mantener un seguimiento preciso de sus existencias y asegurarse de que siempre haya suficiente producto disponible.
Ahora todo está comunicado y podemos tener presencia 24/7 que dicen las generaciones más nuevas. Las tecnologías de comunicación como el correo electrónico, las videoconferencias y las herramientas de colaboración en línea facilitan la comunicación entre empleados, clientes y proveedores. Esto puede acelerar la toma de decisiones y mejorar la atención al cliente.
En estos tiempos que corren, y gracias a estos nuevos sistemas, una empresa puede estar ubicada donde quieren, puede ser solo virtual o como cada vez hacen más, tener su espacio de coworking. La verdad es que esto para muchas empresas les ha dado la vida. Un ejemplo puede ser la empresa Mitre Workspace, que te ofrece la posibilidad de domiciliar tu empresa en una dirección de prestigio en la zona alta de Barcelona. Este servicio de alquiler de oficina virtual te permite la atención de llamadas de manera personalizada por su equipo multilingüe, como si estuvieras en tu propia oficina. Pero además tiene muchos beneficios, que hace años una empresa no se podía pensar.
Como te decía antes, ahora las empresas lo pueden tener todo cuantificado. Las herramientas de análisis de datos permiten a las empresas obtener información valiosa sobre sus operaciones, clientes y mercado. Por ejemplo, un software de análisis de datos puede ayudar a una empresa a identificar patrones de compra de sus clientes y ajustar su estrategia de marketing en consecuencia
Además, las nuevas tecnologías pueden ayudar a mejorar la productividad de los empleados al facilitarles el acceso a la información y herramientas que necesitan para realizar su trabajo de manera más eficiente. Por ejemplo, un sistema de gestión de proyectos en línea puede ayudar a un equipo a colaborar de manera más efectiva y cumplir con los plazos de entrega.
En resumen, las nuevas tecnologías pueden beneficiar a una empresa al mejorar la eficiencia, facilitar la comunicación, proporcionar datos valiosos y aumentar la productividad de los empleados.