Uno de los sectores industriales que ha dispuesto de una mayor importancia tradicionalmente ha sido el de la metalurgia. No cabe duda de que hablamos de un sector estratégico para una economía y para otro tipo de sectores que dependen directamente de los productos que se generan en un entorno como el metalúrgico. En España, la zona en la que este sector ha sido más relevante ha sido Euskadi y las empresas españolas han reconocido en numerosas ocasiones la importancia de los productos de metal y acero que provienen de allí.
Hablamos de un sector clave, sí, pero uno de los que más problemas ha tenido que resolver en materia de seguridad laboral. La metalurgia siempre ha sido una de las actividades que ha presentado una mayor tasa de mortalidad entre sus trabajadores y una de las que ha registrado una cantidad mayor de accidentes laborales. La propia naturaleza de esta actividad, que obliga a trabajar con altos hornos a una temperatura espectacular, es la que hace que exista ese riesgo que las empresas del sector han tenido que minimizar con el paso de los años. Y esa no ha sido una actividad fácil.
Hasta el siglo XX, esa peligrosidad, esa mortalidad que existía en un sector como del que estamos hablando, era algo asumido y contra el que no podía hacerse mucho más de lo que se hacía. Sin embargo, ha habido algo que ha cambiado de una manera realmente increíble las cosas. Hablamos, como no podía ser de otra manera, de la tecnología, que ha permitido que los sistemas de seguridad en las instalaciones de las empresas metalúrgicas se hayan convertido en sitios mucho más seguros en este siglo XXI. Era una necesidad imperiosa y se ha visto cumplida con la llegada de las cámaras termográficas.
Las cámaras termográficas nos permiten conocer la temperatura que existe en el interior de un horno en el que, por ejemplo, se puede estar trabajando con acero o metal. Por eso, se han convertido en uno de los mejores sistemas de prevención de riesgos laborales en la industria metalúrgica. Los profesionales de Ibertronix nos han indicado que la venta de este tipo de sistemas se ha multiplicado en el siglo XXI y que ese es el motivo por el que la siniestralidad y mortalidad laboral ha descendido en España de una manera francamente notable dentro del sector metalúrgico.
Las ventajas que esto ha proporcionado han sido notables. Al reducirse los peligros y haber un mayor control de los mismos, es posible aumentar la eficacia y la eficiencia del personal que trabaja en este tipo de instalaciones. Y, claro, de ese modo, la actividad a la que se están dedicando esas personas es mucho más rentable. Sin duda, era una gran necesidad que el sector viviera un cambio como el que estamos describiendo, un cambio que se ha producido gracias a los avances tecnológicos y que, desde luego, debe seguir adaptándose a las nuevas exigencias de la seguridad en el trabajo.
Un sector que ha sido golpeado por la pandemia
Eso sí: nada ha impedido que el sector de la metalurgia haya sido golpeado duramente por la pandemia que hemos vivido desde 2020 hasta ahora. Según una gráfica que es propiedad del portal web Statista, el impacto comercial en el sector de la metalurgia a causa de la pandemia de fue de casi 1.200 millones de dólares en la Unión Europea. Las pérdidas en Corea del Sur se aproximaron a los 500 millones y Japón y Estados Unidos también padecieron las consecuencias de esto con pérdidas de 343 y 298 millones de dólares, respectivamente.
Es verdad que, ahora, las cosas han empezado a cambiar y que el sector se está recuperando en todo el mundo a causa de la vuelta de la vieja normalidad. Estamos hablando, como decíamos al principio, de uno de los sectores que pueden ser catalogados como claves en una economía y del que depende una gran cantidad de actividades, como lo puede ser la construcción, que ya sabemos que es de una enorme relevancia para un país como España. Esperamos que no haya más sustos en lo que al coronavirus se refiere para que la normalidad cope por completo el día a día de una industria como la metalúrgica.
Hay que seguir confiando en la tecnología
Que no quepa la menor duda de eso. La tecnología es y será siempre una de las mejores maneras de confiar en la mejora de las condiciones de los trabajadores y uno de los mejores ejemplos es el que os hemos transmitido a lo largo de todo este artículo, el de la metalurgia. Sin avance tecnológico, sin la existencia de esas cámaras termográficas, la mortalidad seguiría siendo alta y muchas personas sufrirían la desgracia de perder a un ser querido. Por suerte, eso ha cambiado y seguro que seguirá cambiando a mejor en los próximos años.